Michelle Obama
Nos pregunto a mi compañero y a mi, tras finalizar un aviso; nos preguntaba si teníamos miedo cuando salimos de guardia; porque hoy en día veía, tras tres guardias de practicas, que estábamos expuestos a infinidad de riesgos ya no solo a contagiarnos con numerosas enfermedades sino que estamos expuestos a riesgos mas tangibles como agresiones, atropellos, accidentes de circulación o incluso a situaciones de riesgo (supongo que se refería a que se nos caiga algo encima cuando estamos con un paciente).
Pero realmente lo que quería decirnos es si en esos momentos no pensábamos en nuestras familias y seres queridos.
Le respondimos que en esos momentos actúas de manera automática, la manera que nunca nos cansamos de entrenar para que sea precisamente eso una manera automática; que miedo; pero con respeto si. Y ahí se quedo el tema ya no le dimos mas vueltas; terminamos la guardia y nos despedimos.
En la guardia siguiente y como nuestras guardias de 24h dan para mucho y nuestros compañeros son esa otra familia con la que hablamos multitud de temas que no somos capaces ni tan siquiera de contar en casa volvimos a darle vueltas al tema del miedo cuando actuamos.
Yo le había estando dando vueltas y aunque pensaba que si, que es verdad que corremos riesgos, estos riesgos que queremos pensar que los tenemos controlados y que aunque somos conscientes de que ese uniforme que llevamos de colores chillones no es mas que un pedazo de tela y no una armadura impenetrable ni nos da poderes de superman; preferimos pensar que no da una cierta autoridad que somo nosotros los miembros de los servicios de emergencia, esos hombres y mujeres que van en dirección contraria; que corren en dirección contraria; que corren por llegar a ese lugar del que todos quieren irse.
Porque en nuestra cabeza tenemos un motivo, cada uno el suyo. En mi caso es precisamente mi familia, mis amigos y la gente a la que quiero. Porque como podría mirarles a los ojos cuando se han matado en enseñarme a ayudar a todo el mundo y me mato en enseñarles esos valores a mis hijos; porque si algún día ellos necesitan esa ayuda me gustaría pensar que alguien acudirá a ayudarles; mientras tanto yo pondré mi granito de arena para que los amigos, familiares y seres queridos de otras personas reciban esa ayuda aunque solo sea esos 15' de charla o poner todo nuestros conocimientos, corazón y esfuerzo en revertir una situación "difícil" o angustiosa para ellos.
El día que deje de ser capaz de pensar mas en mi seguridad que en mis pacientes o en su bienestar; ese día quizás mi propia conciencia me dirá que es el momento de dejar ese trabajo que hoy por hoy tanto amo y mis miedos habrán ganado esa batalla.
Porque el que diga que no tiene miedo en el fondo miente; simplemente ese miedo lo dejamos en la taquilla de donde cogemos el uniforme, la ilusión y la precaución para salir cada guardia a correr en esa dirección de las que otros huyen.