jueves, 8 de marzo de 2012

Mi palabra, mi honor, mi riqueza

“ Palabra de Dios”

Liturgia Cristiana

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La gente que me conoce, sabe que soy una persona que llego 5 minutos antes de la  hora a la que me comprometo a llegar, por norma general porque mi palabra va a misa. La palabra equipara al hombre pobre y al hombre rico, porque la palabra tiene el mismo valor.

La palabra es la tabla de medir en la que la gente demuestra su valor, su carácter, su compromiso, su valía, su fiabilidad, es decir en definitiva si  eres una persona en la que se puede confiar o no, si eres una persona en la que puedas poner tus expectativas o no.

En los tiempos que nos han tocado vivir, ser una persona de la que se puede uno fiar, depende unicamente, desde mi punto de vista, en la validez que tenga tu palabra si eres una persona que hoy te comprometas hacer una cosa y mañana porque te surja un  plan mejor, claro esta siempre existen excepciones de las llamadas de causa de fuerza mayor, rompes el compromiso que implica el compromiso de tu palabra, demuestra ser una persona con la que no se puede contar o mejor dicho con la que no se debe contar ya que te puede dejar, como se dice vulgarmente vendido.

A mi siempre me han ensañado que si me comprometo, es decir que si doy mi palabra, me comprometo hasta el final, por eso muchas veces no  me comprometo a nada y si me comprometo mantengo este compromiso contra viento y marea, al precio que sea necesario. Porque mi palabra es mi única riqueza es mi honor, es la manera de que las personas que depositen su confianza en mi sepan que si me comprometo ha realizar una tarea la llevare a cabo aunque eso signifique renunciar a mejores planes.

En definitiva, antes de comprometerse, de dar tu palabra, piénsate bien a quien y como la das porque una vez que me la des no te la van a devolver con lo que si aprecias a la persona con la que te comprometes puede salirte caro romper esa palabra.

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