viernes, 14 de mayo de 2010

La Montaña rusa en la que viajamos

“Cuando la vida te presenta razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razón para reír”

Anónimo

 

Anochecer en la Pedriza

Muchas veces habremos escuchado que la vida es una tómbola o incluso que la vida es una sucesión de altibajos, para mi la mejor definición es que la vida es una montaña rusa.

Entre que vivimos la vida a toda velocidad y que apenas nos paramos a reflexionar, podemos decir que pasamos por la vida a toda velocidad, es mas si la Guardia Civil tuviera radares para estas cosas a ninguno nos quedarían puntos en el carnet. Así que la vida es una vertiginosa montaña rusa que recorremos siempre a demasiada velocidad.

Una montaña rusa en la que como en toda buena montaña rusa que se precie tendremos subidas increíbles, momentos en los que sentiremos que todo nos va bien, que somos indestructibles, que nos vamos a comer el mundo,… pero ojo luego siempre vienen las bajadas vertiginosas, esos problemas que nos agobiaran y que por naturaleza los achacaremos a una mala racha o al entorno que nos rodea, y apretaremos la pierna del que esta sentado a nuestro lado para controlar los miedos de esas bajadas; pero también tenemos los tirabuzones que nos descolocaran espacialmente y nos sabremos si subimos o bajamos, pero que normalmente siempre estaremos bajando y cuando nos queramos dar cuenta estaremos ya en el siguiente tramo no habremos tenido tiempo de saber que ha pasado y por tanto de aprender o en el peor de los casos habremos tomado decisiones equivocadas.

Por eso los optimistas como yo, eso me dice últimamente mi mujer, siempre pensamos que estamos subiendo, desgraciadamente cuando empezamos a bajar apretamos los dientes para seguir sonriendo y seguir animando a nuestro compañero de viaje y que no se note mucho que tenemos miedo. Lo mejor en esta atracción es disfrutar de las “vistas” (léase buenos momentos) que nos ofrecen las subidas pero teniendo en cuanta que en las bajadas no vamos a poder disfrutar mucho de las vistas y que nos vamos a pasar toda la bajada gritando y peleando contra nuestros miedos, cuidado con tu compañero de vagón no le aprietes muy fuerte la pierna. O dicho de otra manera seamos realistas la época que nos ha tocado vivir, es una época muy distinta ya no a la época de nuestros abuelos simplemente a la época de la generación que nos precedió la de nuestros padres, ahora estamos mas condicionados por el trabajo, el dinero, el estrés, el hacerlo todo corriendo; que no tenemos tiempo de disfrutar de las cosas verdaderamente importantes y que por desgracia casi nunca se repiten como es la gente, nuestra gente, nuestros amigos, nuestros hijos, los que nos rodean y que nos necesitan y a los que necesitamos; esas mismas personas que se decidieron a subir al vagón con nosotros o a los que subimos a nuestro vagón.

Por eso, decidí hace algún tiempo que parasen esta montaña rusa que yo me bajaba, al fin y al cabo siempre he preferido el tiovivo o los coches de choque antes que las emociones fuertes de las montañas rusas. Disfrutar de la vida que por ella pasamos “cuatro días” y seguro que sino, nos vamos a perder un montón de cosas importantes.

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