jueves, 6 de mayo de 2010

Felicidad, un estado de animo o un concepto

 

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“El secreto de la felicidad no está en  hacer siempre lo que se quiera, sino en querer lo que se hace”

León Tolstoi 

La felicidad es posiblemente algo muy difícil de definir; según la R.A.E. la felicidad es un estado de ánimo, que se complace en la posesión de un bien.

Sin embargo con esta definición ¿Estamos todos de acuerdo?; posiblemente no, ya que para algunos la felicidad la da el dinero, lo que digan de uno, un buen trabajo, un nivel de vida increíble, o incluso, seguro que existe gente que es feliz haciendo “infelices” a otros, o necesitan algo tan simple como hacer lo que se quiera.

Personalmente para mí, la felicidad  no es un estado de ánimo sino ese “detalle” que me hace olvidarme de los problemas diarios o que me permite evadirme. Ya que mi ánimo puede depender de otras personas, mientras que mi felicidad no depende de nadie; ni de si en mi trabajo me va mejor o peor, de si tengo mucho o poco dinero, ni me importan lo que piensen de mí los demás. Sin embargo, para mi hijo seria un plato lleno de “chucherías”, feliz inocencia; es decir, cada uno tenemos un concepto de lo que nos hace felices.

Aunque mi estado de ánimo no sea “alegre”, estado que muchas personas asocian a la felicidad, puedo ser feliz con el simple hecho de ver a mis dos hijos jugar, o bien con subirme a una montaña, darme un paseo por el campo, la montaña o quedarme mirando a mi mujer, por ejemplo, y estas pequeñas cosas son la que normalmente me dan la felicidad. Por el contrario, puedo tener un estado de ánimo que se pueda definir como alegre, no tener agobios en el trabajo, no tener que preocuparme por nada y sin embargo no ser feliz, porque no puedo disfrutar de esos momentos especiales, y eso provoca que no disfrute de la vida.

En conclusión, la felicidad puede que esté en los más pequeños gestos cotidianos, que nos ayudan a despejar nuestras mentes de los agobios o que simplemente nos ayudan a desconectar y quedarnos a solas con nosotros mismos; pero en ningún caso deberíamos tener que pedir permiso a nadie, pero tampoco deberíamos tener que provocar problemas o la infelicidad a nadie porque si no, quizás alguien puede ser feliz a nuestra costa. Atreveros a ser felices a vuestra manera y disfrutar de la vida que nos ha tocado vivir, con sus buenos y malos momentos, pero que estos no os condicionen la felicidad en vuestra vidas

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